CONTADOR AMBIENTALISTA


salud y belleza

sábado, 29 de enero de 2011

Decreto de Urgencia (DU) N° 001-2011: preocupante debilitamiento de las certificaciones ambientales en el Perú.

Por: Rodrigo Arce Rojas
Resulta preocupante la publicación del Decreto de Urgencia (DU) N° 001-2011, que dicta disposiciones extraordinarias a ser aplicadas durante el presente año con la finalidad de promover la inversión privada en determinados proyectos de inversión, asociaciones público-privadas y en la concesión de obras públicas de infraestructura y servicios por parte del Gobierno Nacional. Mediante esta norma “las certificaciones ambientales no serán requisito para la obtención de las autorizaciones administrativas de carácter sectorial para el ejercicio de las actividades económicas materia del proyecto adjudicado”.
El DU plantea que “es prioritario facilitar determinados proyectos de inversión que por su importancia se requiere adjudicar en el corto plazo, lo que impone una serie de importantes retos de política pública para los próximos años, exigiendo la adopción inmediata de medidas extraordinarias que deben involucrar incluso la disminución de costos innecesarios, sin que se afecte la transparencia en que esos proyectos deben ejecutarse”. La pregunta inmediata que surge es si facilitar las inversiones privadas implica debilitar el espíritu de las certificaciones ambientales. El país indudablemente requiere de la inversión privada pero esta inversión tiene que ser de calidad por respeto propio y respeto a todos los involucrados, incluyendo al ambiente.
La medida va contracorriente a las tendencias globales de encontrar fórmulas orientadas a la sostenibilidad de cara a la crisis ambiental y el cambio climático. Así podemos apreciar búsquedas en el campo de la economía verde o economía sostenible que tratan de incorporar la dimensión ambiental y social en un marco de sostenibilidad. En ese mismo sentido la Responsabilidad Social Empresarial cobra cada vez mayor vigencia y ocupa un lugar expectante en el intento de reconocer el rol ciudadano de las empresas y su estrecha relación con el bienestar social y el respeto al ambiente.
Una de las tendencias mundiales refiere al mejoramiento de los sistemas oficiales y privados de certificación ambiental. Se destaca también una creciente tendencia hacia el consumo responsable. En este esquema las certificaciones ambientales cumplen no sólo un rol económico sino también de política ambiental orientada a la sostenibilidad.
El Decreto de Urgencia (DU) N° 001-2011 no se ajusta a nuestro marco normativo. La Constitución Política del Perú en su Artículo 67 especifica que el Estado promueve el uso sostenible de sus recursos naturales. La política nacional del Ambiente al hablar de Minería y Energía considera como uno de sus lineamientos de política: “Mejorar los estándares ambientales y sociales de las actividades minero-energéticas, con códigos y normas de conducta concertadas y transparentes, y verificar su cumplimiento”.
La Ley General del Ambiente (Ley N° 28611) considera que los instrumentos de gestión ambiental podrán ser de planificación, promoción, prevención, control, corrección, información, financiamiento, participación, fiscalización, entre otros. Se consideran entre estos instrumentos: la evaluación del impacto, los estándares nacionales de calidad ambiental y la certificación ambiental, entre otros. Estipula que el Estado debe asegurar la coherencia y la complementariedad en el diseño y aplicación de los instrumentos de gestión ambiental. Así mismo, la Ley señala que toda actividad humana que implique construcciones, obras, servicios y otras actividades, así como las políticas, planes y programas públicos susceptibles de causar impactos ambientales de carácter significativo, están sujetas al Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA).

Según el Instituto de Estudios Ambientales de la PUCP (2009) la Evaluación de Impacto Ambiental no debe ser entendida sólo como una cuestión de exigencia legal, sino eminentemente a partir del rol que le corresponde como instrumento de gestión ambiental. En tal sentido, su capacidad para predecir impactos, así como de proponer la reducción y control de los mismos de acuerdo a criterios técnicos, productivos y socio ambientales, resulta vital para los procesos del desarrollo sostenible del país.

El objetivo principal de la Evaluación de Impacto Ambiental consiste en reducir al mínimo la degradación ambiental Innecesaria (MINEM, S.f). Por su parte Espinoza (2001) señala que la EIA propugna un enfoque a largo plazo y supone y garantiza una visión más completa e integrada del significado de las acciones humanas sobre el medio ambiente. También implica una mayor creatividad e ingenio y una fuerte responsabilidad social en el diseño y la ejecución de las acciones y proyectos

La promulgación del mencionado Decreto de Urgencia lanza un mensaje contradictorio con las consideraciones para implementar la consulta libre previa e informada en el marco del Convenio 169 de la OIT. Por ello es importante revisar esta norma y por el contrario fortalecer el Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental para guardar coherencia con la Política Nacional del Ambiente.

Bibliografía:
Espinoza, Guillermo. 2001. Fundamentos de Evaluación de Impacto Ambiental. Banco Interamericano De Desarrollo – BID. Centro De Estudios Para El Desarrollo – CED. Santiago – Chile. 183 p.
Instituto de Estudios Ambientales de la PUCP (2009) Instituto de Estudios Ambientales de la PUCP. 2009. Evaluación de Impacto Ambiental. En: Boletín IDEA PUCP. Lima Año 6, N° 59 - setiembre 2009. 10 p.
MINAM, 2009. Política Nacional del Ambiente. Lima, 48 p.
MINEM. S.f. Guía para elaborar Estudios de Impacto Ambiental. Sub-Sector Hidrocarburos Dirección General de Asuntos Ambientales. Lima, 52 p.

viernes, 21 de enero de 2011

La gobernabilidad democrática intercultural desde una perspectiva ambiental



Por: Rodrigo Arce Rojas
Hablar de gobernabilidad democrática intercultural desde una perspectiva ambiental implica como ideal contar con una gestión pública ambiental efectiva con carácter participativo y una sociedad civil empoderada que participa activa y comprometidamente en tal gestión. Implica actuar de manera conjunta con un enfoque de corresponsabilidad en la gestión ambiental. En este esfuerzo de trabajo conjunto se conjuga armoniosamente las dimensiones técnicas, económicas, sociales, culturales y políticas para definir mecanismos, estructuras, procedimientos y reglas para la adecuada toma de decisiones.
Cierto es que ese ideal choca con la realidad no sólo de democracias imperfectas sino también de una serie de dificultades en las que desfilan la corrupción, la falta de transparencia, el clientelismo, el nepotismo y los intereses económicos y políticos que terminan por impactar en diverso grado sobre el ambiente, la confianza y la efectividad de la gestión. Cierto es también que el déficit de ciudadanía, el pragmatismo, el inmediatismo, aunada a la crisis de los partidos políticos, la representatividad política y la devaluación de la palabra, terminan por configurar un escenario complicado en el que la dimensión ambiental avanza en la medida en que lo permitan las fuerzas económicas y políticas. La racionalidad de esta motivación descansa en el hecho que lo ambiental es subordinado al crecimiento económico y el progreso del país.
Frente a tal diagnóstico existen dos formas básicas de reacción de los actores: enfocarse a destruir o abocarse a construir. Ello determina dos tipos básicos de liderazgo: el liderazgo destructor o el liderazgo constructor. Desde una perspectiva integradora pero con enfoque positivo podríamos reconocer un liderazgo transformador orientado a convertir las emociones negativas a emociones catalizadoras de actuación positiva. No se trata de desconocer que hay una realidad difícil pero tampoco se trata de desconocer los avances y más aún la identificación de los grandes objetivos e ideales de sostenibilidad, de justicia y equidad.
Desde la perspectiva de la programación neurolingüística hay una estrecha relación entre mente, cuerpo, fisiología y la palabra. Desde una explicación de ontología del lenguaje las palabras no sólo representan realidades sino que modelan realidades. En este contexto, es importante reconocer que el cerebro no necesariamente contextualiza la palabra sino que asume en toda su dimensión la palabra que escucha o lee. Si se habla de destrucción todas las células del cuerpo se predisponen para la destrucción. Lo mismo, si se habla de construcción todo el cuerpo se predispone para la construcción.
Una perspectiva adicional es que nuestras conductas actuales de adulto no son sino una proyección de nuestra historia emocional registrada en nuestro cerebro y en nuestro espíritu. Una actitud agresora será la expresión de la búsqueda de venganza por agresiones físicas o emocionales recibidas durante nuestra niñez. Por el contrario una actitud constructora será la demostración que independientemente de nuestra historia emocional hemos logrado la armonía necesaria para aportar, para enriquecer, para fortalecer los procesos sociales ambientales independientemente de la gravedad o magnitud de los diagnósticos sociales e institucionales de la gestión ambiental.
Como acertadamente reconoce Omland (2011) si queremos la tan ansiada conciencia colectiva y hacer frente de manera eficaz a la crisis ambiental, empezaríamos por resolver nuestro propio mundo, el mundo de nuestra integridad, cuerpo, mente y sentimientos. La interculturalidad no sólo se refiere a las relaciones positivas con las culturas humanas sino también lograr el acuerdo interno en nuestro propio ser y establecer relaciones de respeto con los seres animados y entes inanimados pero con diferentes grados o niveles de conciencia. De alguna manera compartimos sustancias con las plantas, los animales y las rocas.
Si no somos capaces de reconocer los paradigmas equivocados que sustentan nuestra actitud ambiental podemos llegar a ser presos de estas creencias y de nuestros marcos de valoración. No se trata de discursos o de acciones políticamente correctas o incorrectas, lo que se trata es de reconocer claramente los objetivos, así como los impactos positivos y negativos de nuestra actuación. Tampoco se trata de buenas intenciones, ni la imagen, estamos hablando de la medida en que somos coherentes con los principios de sostenibilidad.
El mundo ya tiene sus problemas como para seguir echando leña al fuego. Apelamos al liderazgo constructor y transformacional de los actores públicos y privados para aportar con efectividad a una gestión ambiental efectiva y el ejercicio pleno de los derechos humanos como parte integral de la dimensión humana y cósmica. Implica ver los problemas como desafíos de creatividad y compromiso para avanzar hacia sociedades sustentables en la que la naturaleza no es motivo de dominio sino de respeto. Somos parte de la naturaleza y la naturaleza no se regocija con células que actúan motivadas sólo por el dolor o nuestros miedos. Las células se motivan con las palabras correctas, con la música apropiada, con los colores apropiados. Con firmeza cuando es necesario y con voz fuerte cuando amerita pero siempre orientados por principios superiores de sustentabilidad y equidad.

(1) A partir de un fructífero diálogo en la Red Perú de Iniciativas de Concertación para el Desarrollo Local. Participaron: Esperanza Castro, Julio Chávez, Harry Cubas, Julio Díaz, Anna María Lauro, Félix Guillén, Carlos Palomino y Carlos Rivera.
(2)Ingeniero Forestal. rarcerojas@yahoo.es

Bibliografía:
Omland, Clara. 2011. Biodiversidad y cambio climático ¿necesidad o solidaridad internacional? Editorial San Marcos. Lima, 242 p.